Pido rescate.
Érase una vez un pequeño gorrión que quería cantar. Lo intentaba sin cesar, pero aún era muy pequeño. Su nombre era Pepe.
En casa era uno más de la familia, él piaba para dar la bienvenida al padre cuando subía las escaleras, hacía compañía a la madre mientras leía en la terraza, y la pequeña lo sacaba a volar y jugaban juntos. Ellos decían que tenían un pájaro-perro.
El tiempo pasaba y Pepe segía sin cantar. A veces se entristecía porque no sabía que iba mal. No entendía que estaba roto en él para no poderlo hacer. Sus amigas las golondrinas cada año le iban a ver, y durante toda la primavera muchas horas las dedicaban a enseñarle cantar.
Un día con su amiga humana, al final Pepe se decidió a contarle con mucha vergüenza lo que le pasaba, le costaba admitir que era el único que a esa edad aún no cantaba. Y ella decidió investigar y lo encontro: "los gorriones macho cantan para defender su territorio y atraer a las hembras. Solo los machos cantan melodías". Ahí estaba, ¡Pepe, era hembra!.
Sus ojos por fin brillaron, no había nada roto en ella, simplemente se estaba dejando llevar por aquello que suponía que era, y que debía de hacer. No se había parado un momento a pensar que lo estaba mal podía ser lo de fuera. Ahí decidió reflexionar sobre todo el constructo social que nos viene dado, desmontando las redes sociales, la televisión, la política y volvió a montarlo según sus valores.
Pepe quiso seguir llamandose Pepe.
En memoria de Don José Nefario (Pepe) el pájaro-perro mujer.
Comentarios
Publicar un comentario