El más acá.

Al igual que otras personas sueñan, comentan, creen en un más allá, yo creo en el más acá.

Me explico:


El más allá es el lugar de la felicidad, la reencarnación, el paraíso, dónde vas si has sido bueno en tu vida. Cada religión, creencia o energía, tiene un nombre o sentido diferente pero en el fondo muy parecido. El más acá, para mi, sin embargo, son nuestras experiencias, nuestro presente. Desde algo tan sencillo como miradas o sonrisas traviesas y sinceras hasta algo tan grande como nuestros seres queridos.


Según vas cumpliendo años, la vida te lo va ponieno más difícil, se comporta igual que si fuera un videojuego. Y no queda otra que pasar de nivel, a veces es duro, y el pago son lágrimas y noches sin dormir. Otras es un reto agradable a conseguir. Y en las peores ocasiones, pierdes esa batalla, y debes afrontarlo.


Era de las personas que solía mirar mucho al futuro, y soñar con lo que vendrá, al igual que me martirizaba mucho por el pasado. De ese modo realmente no eres plenamente feliz porque al final vives estresado o deprimido por aquello que no llega o que ya no puedes cambiar. Pero tras un gran trabajo psicológico, que no me ha resultado fácil, he cambiado esos pensamientos por el presente. Llegué a la conclusión que si no disfrutas más acá, no tendrás ninguna vivencia para llenar tu cielo, no sabrás cómo quieres tu propio paraíso.


Hay veces que no tienes fuerzas, que te sientes cansado, que quieres parar y sentir la soledad. Quieres abrazarte a ti mismo, y tener espacio y tiempo para escuchar tus propios pensamientos. No estás preparado para una conversación incomoda, o para situaciones nuevas. No quieres verte involucrado en cosas que ya has vivido y solo quieres que el mundo se pare para tomar un respiro. Y cuando coges aire profundamente te salen sonrisas con sabor a lágrimas, porque lo sueltas de una manera adulta, diferente a lo que solías hacer. También está bien. Disfruta ese momento de paz, reconoce tus sentimientos, llora, ríe, sal corriendo, y sobre todo, no tengas miedo a lo que vendrá, que ya llegará. Pero recuerda que lo que sientas y necesites está bien, y que ese es el presente que has de disfrutar.


Coge fuerzas y camina, sin prisa pero sin pausa, descansa y siempre adelante. Si vives a la espera, estarás desperdiciando tu tiempo, y créeme que pasa muy rápido y nunca vuelve…


Sobre este tema habla también en “Cuentos para Pensar”, Jorge Bucay en la historia de “Tiempo Vivido”, os recomiendo su lectura.





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