Bajar una marcha
Para, piensa. Centrate en ti, aún te tienes que curar de muchas cosas, y en este caso, frena por conocerte, quererte y aceptarte. Tómate un tiempo para ti, no hace falta que ocupes todo el tiempo en hacer cosas. Simplemente, intenta no pensar y que tu mente fluya. Con calma tienes un punto de vista diferente, eres más consciente del momento y del impacto de cada acción.
Tomas la decisión de pensar en ti. De ser egoístamente tú, cuidándote y apreciando. Que el amor se acabó, que un amigo se perdió, pues sal a que te dé el aire. Respira. Busca el lugar donde colocar ese sentimiento en tu corazón, y archiva el pensamiento en la carpeta que creas conveniente en tu cerebro. Inhala todo lo que quieres conservar y exhala lo negativo. Desprendete de ello. No dejes que te afecte.
Estás bien, y está bien que estés bien. Dueña, con alma. El presente es tu fuerte. Parafraseando a Chojin, riendo cuando puedes y llorando cuando lo necesitas, siendo honesta contigo misma, te centras en lo importante y te olvidas del ruido.
Volver a ser una niña, con vestido de vueltas y con bolso rosa, que se emocionaba al oír un motor y era feliz jugando con el perro. Volver a la inocencia, limpia de todo dolor, enfrentando el presente con los colores de la naturaleza. Escuchar al alma y acariciar cada segundo.
Cuando menos te lo esperas, vuelven las mariposas en el estómago, las sonrisas, los nervios... Sentimientos que no querías, ya que no es el momento. Pero surgen más bonitos, incluso más sinceros, no estás preparado para ello, pero llegan, así sin avisar y los abrazas. Aunque tienes miedo, te gustan. Quédate ahí, donde todo fluye solo.
Baja una marcha. No sueñes, vive. Sé tú en el presente. Ilusionate, pero con cuidado. Recuerda que te estás priorizando. Y déjate llevar, sé libre.
Comentarios
Publicar un comentario